Para nadie es un secreto, el gran impacto que ha tenido la pandemia sobre todos los sectores económicos a nivel mundial y sobre todo en el mercado de consumo masivo. Los niveles de incertidumbre en la población, con respecto al tiempo que esto puede llegar a durar, son significativos.
La realidad nos indica que el 53% de los consumidores que laboran en Latinoamérica, pertenecen al sector informal. De modo que quedarse en casa no es precisamente su mejor opción. Este sector vulnerable de la población, de no salir a trabajar; simplemente no contaría con el dinero suficiente para cubrir sus necesidades básicas. Esto evidentemente, tiene una repercusión en toda la cadena de producción y distribución en la industria del consumo masivo.
Los consumidores latinoamericanos, de los productos provenientes de las industrias de consumo masivo, han cambiado de manera drástica sus hábitos en general. Más del 50% de las personas han elevado sus compras, en rubros tales como mascarillas o antisépticos.
Se abastecen de productos alimenticios con fechas de vencimiento con una mayor duración. Por ejemplo, el 33% adquiere alimentos enlatados, que los ayudan a salir menos de sus casas y así adaptarse mejor a la nueva situación. Pero los consumidores han disminuido con creces; aquellos productos confeccionados por las industrias de consumo masivo que elaboran todo tipo de vestimentas o calzado.
El revuelo que ha traído la pandemia, en definitiva, ha cambiado el rumbo de los productos realizados por las empresas de consumo masivo y los que la gente suele comprar. Esto desequilibra la balanza hacia nuevos mercados, donde se pueden ver beneficiados algunos productores. Mientras que otros, se han desplomado económicamente.
Por supuesto Perú no escapa de esta realidad y la Cámara de Comercio de Lima, indica una fuerte contracción en la mayoría de los sectores productivos del Perú. Por ejemplo, solamente en julio de este año se registró una disminución del 11,71% en la economía peruana.
Si bien es cierto que abril fue el mes donde se obtuvo la peor de las cifras; en cuanto a contracción económica, según el informe del INEI (Instituto nacional de estadística e informática). Desde entonces la tendencia ha sido descendente, pero eso sí, a un menor ritmo. Con una diferencia cada vez menor, del mes siguiente con respecto al anterior.
Lo cierto es que esta realidad, va en disminución de la mayor parte de los sectores productivos del país y de las empresas de consumo masivo. Incidiendo principalmente en la manufactura, restaurantes, alojamiento, comercio, servicios a las empresas, hidrocarburos y minería. Aunque se registraron variaciones positivas para el sector financiero, de seguros, las telecomunicaciones y la pesca.
Desde mayo, se han ido reanudando de manera progresiva todas las actividades económicas peruanas. Pero en el período comprendido entre el mes de enero y julio de este año, la producción nacional disminuyó en un 16,53%. Nada más en julio, la producción nacional registró una variación del índice desestacionalizado con respecto al mes anterior, de un 7,46%.
En cuanto al comercio hubo una reducción del 11,53% de las ventas. Disminuyendo el 3,88% en ventas al por menor y el 12,94% de las ventas que se realizan al por mayor. Esto por supuesto se debe a las dificultades de transporte. Además, a los temores de los peruanos a la hora de salir a realizar sus compras.
Ante las imposibilidades o restricciones que nos ha impuesto el nuevo orden mundial. Debemos buscar soluciones inteligentes que nos ayuden a enfrentar de manera eficiente el actual problema al que nos enfrentamos.
Las nuevas tecnologías vienen a jugar un papel importante, a la hora de solventar muchas de estas complicaciones.
Pero también las compras que se realizan a través de la web, las reuniones para tomar decisiones por medio de conferencias en línea. En fin, debemos internalizar que la mejor vía para subsanar muchas de nuestras dificultades actuales. Es la utilización de los medios digitales que conllevan a comunicarnos a través de Internet, evitando así, el contacto físico.
Así que aquellas empresas de consumo masivo, que vayan evolucionando acorde a los cambios generados por el nuevo orden mundial. Tendrán muchas más posibilidades de mantenerse a flote ante la realidad económica. Incluso si aprovechan inteligentemente la situación, podrán obtener un mayor provecho; si logran diferenciarse por medio de nuevas tecnologías, del resto de su competencia.
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