La salud hoy más que nunca es la prioridad de los gobiernos, empresas y ciudadanos en todo el mundo, lamentablemente la pandemia ha puesto en evidencia las falencias del sistema de salud en nuestro país: la falta de recursos en el sistema público, ausencia de servicios prioritarios o en desarrollo, pobre integración de información actualizada y confiable con instituciones y empresas vinculadas al sector salud tanto públicas como privadas. Estas son algunas de las deficiencias del sistema que están impactando significativamente la calidad de vida de los ciudadanos.
La industria farmacéutica es uno de los sectores que forma parte de este ecosistema, indudablemente juega un papel clave en esta coyuntura donde su misión es proveer a tiempo los medicamentos requeridos por la población. Por un lado, llevar a cabo todos los procesos logísticos que implica la importación para que haya suficiente stock para atender el mercado y por otro lado, asegurar su disponibilidad en el retail gracias a una distribución eficiente que permita proveer a los puntos de venta ya sea en las cadenas de farmacias como clínicas, hospitales y centros médicos.
Vanessa Vertiz, presidenta de la Asociación Nacional de Laboratorios Farmacéuticos (ALAFARPE), considera que el sector salud en el Perú tiene muchos desafíos, siendo el principal el diseño de políticas públicas que integren salud, ciencia, tecnología e industria bajo plataformas de colaboración público-privadas, que coordinen en forma permanente con un solo propósito: el paciente como centro de atención.
“Debemos definir indicadores que nos permitan visibilizar el avance y hacer realidad temas claves como el financiamiento adecuado de la salud, la calidad de atención de los servicios prestacionales, la satisfacción del paciente y del ciudadano, la efectividad y eficacia de los tratamientos y medicamentos que se comercializan en nuestro mercado, entre otros” señala Vertiz.
Ante este escenario donde todas las economías están enfocadas en la salud: las empresas farmacéuticas tienen muchos desafíos, desde la fabricación de los medicamentos, especialmente en estos últimos meses cuando la producción de las vacunas del COVID-19 ha sido la prioridad, que por fortuna varios laboratorios lograron encontrar la cura y ya se encuentran produciéndose a grandes escalas y viajando a muchos países para su aplicación. Sin embargo, uno de los grandes retos es justamente lograr una eficiente cadena de suministros de inicio a fin y aquí no solo nos referimos a los laboratorios sino a todo su ecosistema en el que participan proveedores, empresas del sector y socios estratégicos.
Las nuevas tecnologías deben estar inmersas en la gestión logística de la industria farmacéutica, vemos como un ejemplo clarísimo los desafíos que hoy tienen los laboratorios para transportar las vacunas y para ello deben contemplar un máximo monitoreo en tiempo real en toda la cadena de suministro con soluciones tecnológicas que les permitan asegurar la temperatura y refrigeración adecuada hasta las mejores condiciones de transporte y distribución para su destino final.
En un escenario natural del día a día, más empresas del sector farmacéutico están implementando soluciones digitales para gestionar de forma más eficiente su cadena de suministro. Las ventajas son muchas desde aspectos relacionados al ahorro y reducción de costos, manejo de stocks, tiempo de entrega, capacidad de almacenamiento y disponibilidad de embalaje y equipo, entre otros.
Un estudio sobre la cadena de suministro del sector farmacéutico realizado por Miebach, desarrollado en el año 2020, destaca que uno de los principales focos de atención de los responsables de la cadena de suministro de las empresas farmacéuticas es la transformación digital y el de soluciones disruptivas como big data, inteligencia artificial, internet de las cosas (IoT) y robótica como respuesta a los desafíos más importantes de la industria.
El estudio revela que están surgiendo como nuevas prioridades, un control más profundo en tiempo real de todas las etapas de la cadena de suministro (visibilidad, incluso con proveedores y operadores logísticos), la introducción y la estrecha vigilancia de los indicadores clave de rendimiento (KPI), y la auditoría y la vigilancia de los socios de la cadena de suministro.
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