Luego de más de 15 meses enfrentando la pandemia del covid-19, tiempo en el que se dio la interrupción temporal o hasta en algunos casos definitiva de muchas empresas, los negocios que salieron a flote fueron los que adaptaron sus modelos con tecnología de punta para seguir afrontando la “nueva normalidad”.
Uno de los cambios más desafiantes del confinamiento fue que obligó a la sociedad a volcarse masivamente en los canales telefónicos y digitales para mantenerse operativa. El COVID-19 generó un repunte del comercio electrónico nunca antes visto en el Perú. Sin embargo, el uso del canal digital para realizar compras aún está muy concentrado en la capital. La experiencia resultante de mover una economía basada en canales tradicionales con una moderada o baja digitalización resultó en una experiencia no del todo satisfactoria. Hubo muchos casos en el que la logística no soportó la demanda y los clientes no estaban contentos con la experiencia, en gran parte por la tardanza en la distribución de sus productos y por cancelaciones de sus compras.
Las empresas de distribución tuvieron un gran impacto para afrontar la crisis del COVID-19. Estas empresas representan una alta proporción de la actividad económica nacional y del empleo. El sector tiene gran dinamismo y evoluciona con rapidez, y se observa una tendencia al desarrollo acelerado de nuevas formas de suministro, como se dio a través del comercio electrónico.
Tradicionalmente en el Perú, como en gran parte de Latinoamerica se ha utilizado el canal presencial de puntos de venta para garantizar la distribución física a la comunidad. Si bien los canales no presenciales pudieron absorber los pedidos según la nueva demanda, las cadenas logísticas no pudieron responder tan ágilmente. Incrementaron los tiempos de espera, y los errores en las entregas, las cancelaciones, etc. que se fueron generalizando a medida que los días de cuarentena pasaban. Lo cierto es que la pandemia aceleró el proceso de crecimiento en el consumo a través de canales digitales.
Las entregas de compras digitales y telefónicas ahora deben realizarse con un amplio respaldo logístico que garantice seguridad, calidad y puntualidad. La eficiencia del sector es decisiva para lograr que los consumidores tengan acceso a una gran variedad de mercancías a precios competitivos. Ha quedado claro que la madurez digital no estuvo a la altura de las expectativas de un mundo que fue forzado a cambiar con excesiva rapidez. Los distribuidores necesitan evolucionar y dar respuesta a una demanda cada vez más exigente de sus clientes mientras que hacen frente a nuevos desafíos y a la vez surgen oportunidades en el camino.
Hoy en día es posible optimizar las áreas claves del sector de distribución a través de las mejores prácticas del uso de las soluciones tecnológicas con el fin de que la empresa añada valor de forma constante a la cadena de suministro y mantenga su rentabilidad. La digitalización es el camino para que todo el proceso productivo funcione eficaz y eficientemente. Cuanto más aceitados están sus engranajes (planeación, operación, almacenamiento y distribución) más precisos serán los resultados.
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