La Asamblea General de las Naciones Unidas ha declarado el 2022, como el Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales, el objetivo es reconocer la labor de millones de pescadores, acuicultores y trabajadores de la pesca, y su contribución al suministro de alimentos saludables para millones de personas en el mundo.
Aumentar la información y los datos, sobre su aporte en la nutrición, la erradicación de la pobreza y el uso sostenible de los recursos naturales, será una oportunidad para reformular políticas públicas que permitan fortalecer sus negocios.
En el mundo, existen alrededor de 59.51 millones de personas que trabajaban en el sector primario de la pesca y la acuicultura, cerca de 20.53 millones de personas están empleadas en la acuicultura y 38.98 millones en la pesca.
De acuerdo con el Banco Mundial, la mayoría de las personas que se dedican a la pesca y la cría de peces se encuentra en los países en desarrollo, y el 90% son pescadores artesanales en pequeña escala y trabajadores de la acuicultura, a pesar de su contribución, muchos de ellos viven con un alto nivel de pobreza y de vulnerabilidad.
No obstante, la función y responsabilidades que reflejan estos datos, la pesca y la acuicultura artesanales, sigue sin tener acceso y control sobre los recursos, activos, créditos, información, capacitación y tecnología, así como en la toma de decisiones.
La situación en el Perú es similar, la pesca artesanal provee el 80%, sin embargo esta se ha reducido. Según Carmen Heck, directora de Políticas de Oceana en el Perú, el índice de abundancia de la pesca se ha reducido, como consecuencia de que los recursos marinos en las cinco millas reservadas para este tipo de pesca están siendo sobreexplotados y además no se aplican políticas adecuadas para proteger esta sobrexplotación. Las cinco millas es el espacio donde no se puede llevar a cabo la pesca de mayor escala, sin embargo, esta área ha sido afectada por la pesca de mayor escala y la pesca ilegal que hoy superan las 4.000 embarcaciones.
Al respecto Cayetana Aljovín, presidenta de la Sociedad Nacional de Pesquería, precisa que el sector de la pesca artesanal ha sido desatendido por varios años y que es necesario su formalización para que puedan acceder a créditos para desarrollar una infraestructura adecuada para generar un negocio rentable y sostenible.
Para asegurar la sostenibilidad de los recursos marinos peruanos, es clave llevar a cabo una lucha frontal contra la pesca ilegal que genera indebidamente más de S/500 millones y tomar acción con políticas que favorezcan el desarrollo real del sector integrando a la pesca de menor escala en la cadena de operaciones nacionales y de exportación con capacidad innovativa y de gestión.
Generar una operación sostenible y al mismo tiempo eficiente en la industria pesquera, requiere de una visión integral para ejecutar procesos que aseguren la productividad con sostenibilidad.
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